Durante buena parte de esta semana se ha estado hablando de la negociación entre Rusia y Ucrania para pactar un alto al fuego.

Todas las buenas noticias o esperanzadoras que vienen de la zona de conflicto, sin duda hay que interpretarlas con la cautela oportuna, porque muchas de ellas han sido espejismo y sobre todo, porque la figura de Putin no es nada fiable, lo que nos lleva a ser muy prudentes con las esperanzas.

No obstante, los precios en los mercados financieros han caído a niveles, en los que cualquier atisbo de salida razonable al conflicto, cotizan al alza de forma inmediata, como nos ha sucedido en esta semana. El diálogo es la vía para encontrar una solución a este conflicto, que está dañando a las economías y que los ciudadanos, sobre todo de Europa y en concreto de España, ya notan seriamente en sus finanzas familiares y su consumo.

Las subidas de precios del petróleo se han moderado en las dos últimas semanas, pero los niveles siguen tan altos, que tienen contra las cuerdas a muchas empresas, que no saben si seguir con la actividad o cerrar, porque la situación para muchos es insostenible.

La tensión alimentaria está empezando a ser una realidad con la amenaza en las cadenas de suministros interrumpidas por huelgas, como la de España, o por ciudades en cuarentena en China, como medidas por el aumento de casos por Covid. La última medida que ha tenido que tomar China es renunciar a la política de Covid cero, porque es insostenible para la economía. Los países tendrán que adoptar medidas menos restrictivas y la población acostumbrarse a vivir con el Covid y con menos restricciones.

Las conversaciones de China y EEUU al máximo nivel también son muy esperanzadoras. A nadie se le escapa la complejidad de dicha negociación, pero lo cierto es que ni China, ni el mundo, se pueden permitir seguir con las actuales tensiones energéticas y de inflación durante muchos meses. De ahí que esa situación apremiante, desde el punto de vista económico, pueda ayudar a que las negociaciones puedan fructificar en las próximas semanas.

El papel de China en la resolución del conflicto será decisiva, aunque siempre está la duda de la voluntad de Putin para hacer lo correcto o seguir su plan de acción, sin temer a las consecuencias.

En toda esta situación compleja y tensa, la solución ideal sería un alto al fuego, que permitiese cancelar las sanciones impuestas a Rusia, que no se sancionase a China y que los precios se fuesen relajando gradualmente. Si llegamos a ese escenario, el sufrimiento sería menor y la esperanza de equilibrar las maltrechas economías, sería real.

Los mercados financieros reaccionarían al alza, como lo hacen con cada atisbo de esperanza y todos seguiríamos trabajando mucho, para remontar la situación, pero con menos tensiones.

Veamos hacía donde caminamos.