El líder ruso, que ha engañado a la diplomacia mundial, tal y como advertía la inteligencia americana, se ha convertido en una amenaza mundial, que pocos, o nadie, pueden afirmar con certeza cuales van a ser sus siguientes pasos.

La diplomacia, antes que el enfrentamiento bélico, parece subyacer en el ADN de todos los seres humanos comprometidos con el futuro sostenible al que aspiramos. Por ello se explican los apoyos que el asediado pueblo Ucraniano está recibiendo, de la gran mayoría de países y ciudadanos del mundo.

No obstante, la supremacía de Rusia y su incuestionable intención de aplastar a Ucrania, al precio que sea, auguran un futuro poco halagüeño para el país ucraniano y sus ciudadanos. Su heroica resistencia, puede que desgraciadamente se quede en eso, según lo que opinan los expertos políticos y militares, respecto a lo que puede suceder.

Desde el punto de vista económico, ya nadie duda a estas alturas, que las economías van a sufrir, tanto más, cuanto más dependencia energética tengan de dichos países. A todas luces  parece que EEUU va a salir muy fortalecida de esta situación, tal y como explica  Alex Fusté, economista jefe de Andbank, por su posición estratégica en energía, sector agrícola y sector armamentístico.

Para los países europeos, la suerte no es tan favorable, por su dependencia, mayor o menor. En la actualidad y desde el punto de vista económico, lo que más va a dañar las economías es que la guerra se alargue, porque ello va a provocar mayores subidas de precios y deterioro de los principales indicadores económicos como son el consumo, la renta disponible, el empleo etc.

En todos los escenarios que se plantean y analizan, claramente no se está barajando ningún desastre nuclear, en sus múltiples posibilidades, porque sería imposible de predecir los daños. En la actualidad se está apelando a que la cordura lleve a no desviarse por esa dirección, más como un deseo que como una realidad incuestionable.

La pregunta que se hacen muchos expertos de heterogéneas disciplinas, entre ellos los psicólogos, los sociólogos y por supuesto los economistas o políticos, es si alguien puede frenar a Putin, para evitar los peores escenarios posibles.

Desafortunadamente para todos los afectados, nadie baraja el escenario de que desista de sus intenciones y ahí es donde surgen todas las preguntas, porque quien sabe cuales son realmente sus intenciones, quien puede frenarle y hasta cuando esto va a permanecer tensionando el mundo.

Claramente nos hemos adentrado en una situación que ha dejado atrás las secuelas de la pandemia, que cambiará el mundo geopolítico y que aún sus protagonistas no saben la magnitud de esos cambios, porque se está en plena crisis. Cuando se supere, comenzarán los cambios, para una menor dependencia de países que generan esta inestabilidad mundial, tal y como sucedió con la pandemia, cuando la dependencia de China en muchos suministros, han provocado cambios de deslocalización, que se verán agudizados tras esta crisis.

Como siempre, en estas situaciones extremas, hay ganadores y perdedores. Ahora lo inteligente es mantener la esperanza, la ilusión  y las oraciones, para que podamos gestionar correctamente esta crisis a nivel individual y salir fortalecidos de ella, aprovechando las oportunidades tanto en lo personal como profesional, que se están presentando. Los sectores agrícolas y energéticos, sufrirán importantes cambios y oportunidades, que se sumarán a los que ya se están produciendo en el mundo de la ciberseguridad, la tecnología, la inteligencia artificial, la salud etc.

En las épocas de crisis graves, el mundo ha sabido salir adelante y esta no será diferente.