Sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor, para saber que este verano de 2021, no tiene nada que ver con ninguno de los anteriores. La progresiva vacunación de los ciudadanos, la necesidad de descansar, la reactivación de la economía y el proceso de reconstrucción de los países, están dándole unos toques de singularidad a estos meses estivales.

Entre las vacaciones y la actividad frenéticaEl verano de 2020, nos llegaba en forma de tímida reapertura de las economías e incertidumbres por todas partes. Incertidumbre a qué pasaría después del verano con el virus, como enfocar el nuevo curso escolar, como poner en marcha los negocios y empresas relacionadas con el ocio y el turismo, como seguir protegiendo la salud, al tiempo que se buscaba algún tipo de relax veraniego, sin demasiadas pretensiones.

A partir de finales de septiembre, con el verano a la espalda, comenzó la segunda ola, que llegó con crudeza, sumiendo de nuevo a la gran mayoría de la población mundial en un auténtico desánimo, con nuevas restricciones de todo tipo. El punto de inflexión lo tuvimos en noviembre, con el anuncio de las vacunas y su puesta en marcha con un calendario tan exigente como polémico.

Desde finales del año pasado y hasta junio, se ha vacunado una gran parte de la población mundial. Gracias a ello, las economías se han abierto, los ciudadanos se sienten más confiados para recuperar la normalidad en sus vidas y los profesionales ya tiene más experiencia, para enfrentarse al virus en el presente o futuro.

Los negocios y empresas relacionados con el turismo, el ocio, y todo lo más dañado por las restricciones, ya van teniendo la esperanza de poder mantenerse abiertos, sin el temor a que nuevas restricciones les lleven de nuevo al pozo, del que podrían no salir.

Todos los que han quebrado, al menos tendrán la esperanza de que pueden plantearse volver a comenzar negocios adaptados a los nuevos tiempos y con las ayudas de los fondos de recuperación europea. La aprobación de dichos fondos, sin duda serán un catalizador para ayudar a la economía.

El reto histórico está en conseguir que dichos fondos se repartan y gestionen de forma eficiente, empezando por los responsables políticos y continuando con el sector privado, por la necesidad que tiene la economía de nuestro país, teniendo en cuenta que hemos sido una de las más dañadas del mundo.

Con la necesidad de descansar, pero con la enorme carga de trabajo que cada día tenemos, sin duda este verano va a ser diferente. La correcta gestión de nuestro tiempo, nos debe llevar a poder mantener el alto ritmo de trabajo, junto con los necesarios días de descanso, para poder llegar a la recta final del año con ánimo y fuerzas renovadas.

La vuelta será con menores incertidumbres que el año pasado, pero con retos muy importantes, porque la pandemia no ha pasado, las variantes del virus nos van a seguir poniendo a prueba, pero  nadie contempla el retroceso del enorme camino avanzado, ni en lo sanitario ni en lo económico.

Los retos vendrán de adaptarnos a los vertiginosos cambios en los que estamos inmersos y equilibrar de nuevo, tanto nuestras vidas como nuestra actividad profesional.