Durante la presente semana, los datos de inflación, han dado más de un quebradero de cabeza a los inversores y a los responsables de los Bancos Centrales.

Recordemos que la inflación cerró en negativo en 2020, como consecuencia de las restricciones para controlar la pandemia, con los consiguientes cierres de las economías. Estas empezaron a respirar a partir de noviembre, con la aparición de las vacunas, lo que nos ha traído a una vacunación en aumento para los distintos países, a diferente ritmo y por tanto con impacto distinto en la recuperación económica.

Una vez que las economías se han ido recuperando, el impacto en la inflación ha sido inmediato, de ahí que lleven subiendo todos los meses de este 2021 y que el dato americano publicado esta semana, con una inflación del 4,2%, la subida más alta mensual en 12 años, ha dado un buen susto a los mercados financieros. Los miembros de la FED americana siguen insistiendo en que es una subida transitoria y por tanto no se plantean hacer ningún cambio en su política monetaria, que es lo que realmente alarma a los mercados.

Retirar los estímulos y la liquidez del sistema, sin que las economías hayan superado el impacto de las restricciones, es sin duda temerario y por ello no lo van a hacer, al menos en este año. De ahí que los mercados, hayan vuelto a encontrar la estabilidad, aunque es un debate que seguirá muy vivo, porque en algún momento eso va a suceder y tendrá impacto en las economías, y por supuesto en los mercados financieros. Por tanto la inflación mantendrá todo el interés de los analistas y economistas.

El otro debate que se ha abierto desde hace meses, son los sueldos de los máximos ejecutivos del sector financiero de nuestro país. Los actores principales esquivan el debate diciendo que los sueldos están aprobados por las juntas generales, el Banco de España alerta sobre los mismos y la ministra Calviño se postula a que son excesivos, cuando además están en un proceso de reducción de personal importante.

A todo ello le sumamos que también está en el debate los sueldos de la clase política, y sobre todo los sueldos vitalicios de muchos de ellos. Esta semana hemos sabido que Mario Draghi en Italia, ha renunciado a sus sueldo de 110.000 euros, como ya lo hizo Donald Trump en su momento o en Uruguay José Múgica.

Al hablar de sueldos, el debate es bien distinto cuando hablamos del sector privado o del sector público. Este último se nutre de dinero de los ciudadanos, que no suele ir ligado a la productividad. Recordemos que lo primero que hizo el Gobierno de Pedro Sánchez, fue subirse el sueldo a todos los miembros del gabinete y aumentar sustancialmente el número de personas. Teniendo en cuenta de dónde se obtienen los fondos, que es de los impuestos que pagan los ciudadanos o de la deuda que se contraiga, y que terminarán pagando también los ciudadanos, la transparencia debe ser absoluta y las exigencias hacia quienes lo perciben, deben ir en aumento. Hasta ahora ningún dirigente político ha tenido que hacerse responsable, con su patrimonio, de los daños que puede ocasionar con su gestión, algo que si sucede en el sector privado.

Recordemos que los administradores de las empresas, tienen enormes responsabilidades, algo que muchas personas no tienen en cuenta. Lo que a todas luces parece desmesurado, es lo que ha sucedido con los sueldos y bonus de los directivos de la banca española, teniendo en cuenta, que estaban al margen de los resultados de su gestión, llevando a la quiebra a las entidades por ellos gestionadas.

El sueldo justo debería tener una correlación directa con los resultados del puesto y con las responsabilidades asumidas, independientemente de que hablemos del sector público o del sector privado. Las responsabilidades también deberían ser directas, para que sólo los mejores gestores, quisiesen ponerse al frente. A partir de ahí, llevaríamos el debate a lo que realmente importa, que no es la cuantía que percibe una persona, sino si esa cuantía se la está ganando con el puesto o si es desproporcionada e incluso injusta.

La llegada de los criterios sostenibles en asuntos de Gobernanza, harán que este debate vaya tomando forma y encontrando vías más justas, para retribuir a los trabajadores, que finalmente es lo que necesita también una sociedad, para considerarla socialmente responsable.

El debate está abierto en la sociedad en su conjunto y en las empresas, instituciones o sector público. Sigamos haciendo que esté abierto, hasta que se vuelva más justo de lo que lo es en la actualidad.