Esta semana se ha celebrado en nuestro país el día de las víctimas del terrorismo, pensando en el atentado que sufrió Madrid el 11 de marzo de 2004, justo antes de unas elecciones generales, en las que cambió el Gobierno de España.

A nadie se le escapa que aquel atentado encumbró al Gobierno socialista al poder y a España a una crisis económica, cuyas consecuencias económicas, no hemos superado. La gestión, por parte de un Gobierno del PSOE, de la crisis económica derivada de la crisis financiera de2008, nos llevó en 2012 a prácticamente evitar el rescate, en el tiempo de descuento, con unas elecciones que cambiaron el color del gobierno.

El jueves día 11 de marzo de este 2021, se producía el homenaje institucional a todas las víctimas del terrorismo, que en día reconocido por Europa, en honor a lo sucedido en España. El día 10, es decir, justo el día antes, nuestro país estaba consternado, ante las noticias demociones de censura a los gobiernos autonómicos, de Murcia, Madrid y Castilla y León. Al igual que sucedió en EEUU con los aviones suicidas que atacaban las Torres Gemelas y el Pentágono, la sensación era de ataque terrorista orquestado. En nuestro caso, para asaltar el poder regional y según dicen los medios de comunicación expertos en materia política, orquestado por Moncloa con la complicidad de la presidenta de Ciudadanos.

La fecha y el momento no puede ser más irónico o macabro, según haya sido casual o intencionada la fecha. La buena noticia la tenemos con el desenlace, donde 48 horas después de la activación de las “bombas lapa”, los “artificieros” llegaron a tiempo y las desactivaron. Esta desactivación ha detonado las bombas que el Gobierno y Ciudadanos tienen en sus filas, claramente creadas por ellos, para hacerlas explotar en casa ajena. A partir de ahora se abre un escenario totalmente diferente al que teníamos antes del intento de “asalto al poder en las Comunidades afectadas” y también muy distinto al que hubiésemos tenido, de prosperar el “ataque terrorista” y tomarla capital de España, Murcia y Castilla y León.

Como todo terrorista que ve fracasar sus planes, los artífices de grave suceso, además de frustrados, van a estar muy preocupados y ocupados. Ahora saben que no tienen tanto poder como creían, porque hay personas de bien, héroes en estos momentos, que están dispuestas a sacrificar hasta sus vidas, por impedir el saqueo al que se está sometiendo a los españoles, desde las instituciones que debían protegerles. También saben que los españoles de bien, ya no pueden más. Demasiadas mentiras, demasiado sufrimiento, demasiada esclavitud y demasiada tomadura de pelo, por unos irresponsables que han asaltado el poder central, pero saben que en España se necesita el poder autonómico, para realmente mandar.

A partir de ahora empezará la “reconquista” y lo saben, por eso querían destruir el bastión de Madrid, pero la conspiración les ha salido mal. El conspirador con éxito, cree que siempre lo va a tener, pero igual que al ladrón profesional, en algún momento la policía lo detiene, porque reincide constantemente en sus delitos.

Cuando los países europeos están trabajando sin descanso para conseguir los fondos de reconstrucción y utilizarlos para sacar a las economías de la grave crisis, en nuestro país, el Gobierno prefiere aprovecharla debilidad generada por las circunstancias actuales, para ganar cuotas de poder.

El interés general de los ciudadanos es una pantomima, que adornan con medidas rimbombantes en formas de ayudas, que no se sabe a quien llegan ni para qué sirven. Desde que se produjo el confinamiento en marzo del año pasado, el Gobierno ha anunciado multitud de medidas para ayudar a empresas y ciudadanos. Un año después la realidad de los números, recordados esta semana por la OCDE, es que España ha sido el país más golpeado por la crisis. Esta es irrefutable y responsabilidad directa del Gobierno, que aunque intenta mirar hacia otro lado, los datos macro les recuerdan cada día el drama económico de España y de muchos españoles.

Posiblemente, con el intento de ataque terrorista que hemos vivido con estupor esta semana, hayamos visto la gota que ha colmado el vaso y un cambio radical en lo que será el futuro político de nuestro país.

Las elecciones de Madrid serán un primer termómetro para analizarlo y un voto a la esperanza, de que hay personas en política dispuesta a arriesgar, luchar y defender los intereses de los españoles.

Luz al final del túnel es lo que necesitamos y posiblemente ya se haya encendido. Ahora toca seguir trabajando mucho y bien, cada uno en sus particulares ocupaciones, pero con las miras puesta en la famosa frase de Platón: “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernados por los peores hombres”. A estos ya los tenemos, ellos se encargan de demostrarlo cada día, con un descaro intolerable. Ahora toca recuperar la dignidad y la libertad, de las personas y las instituciones. Sin esto no habrá recuperación económica ni bienestar.