El cierre de las economías en marzo provocó una caída de la actividad, que a punto estuvo de desembocar en una crisis financiera, que hubiese tenido un mayor impacto en la economía mundial y como derivación, en las economías domésticas.

Para evitarlo, los bancos centrales de las principales economías del mundo, se pusieron al frente con medidas de choque contundentes que evitasen la temida crisis financiera, dado que la crisis económica iba a ser inevitable. Las compras de deuda indiscriminadas, han hecho que el mercado tenga la liquidez que necesita y que las emisiones de deuda, tanto pública, como privada, se hayan disparado a niveles históricos.

Por otro lado, los distintos gobiernos se apresuraron aponer en marcha políticas de gasto y ayudas, para frenar el impacto de la crisis económica. En este punto, hay que destacar, que países como EEUU, consiguieron que su economía cayese un 3,5% en 2020, Alemania en torno al 5% y España en torno al 11%. Esos datos nos dan una muestra muy realista, de que países han adoptado medidas más eficaces y cuáles no.

Ahora hemos entrado en la fase de reconstrucción, para laque se están poniendo encima de la mesa cuantiosas cifras de dinero, para que los países las utilicen para salir cuanto antes de la crisis, así como más fortalecidos que la época anterior a la pandemia, para conseguir un crecimiento sostenido, que permita estabilizar las cuentas públicas y establecer un plan de devolución de deuda.

En esta fase, al igual que en la anterior, la gestión delos equipos de Gobierno de cada país, serán responsables directos de el éxito o fracaso de la reconstrucción del país.

En los mercados financieros, sobre todo en los mercados bursátiles, tras marcas los mínimos en marzo, a partir de abril las cotizaciones han subido con especial fuerza, en todo lo que se llama la nueva economía, sin tomarse un respiro, marcando máximos históricos, hasta finales de febrero.

Ahora que el proceso de vacunación va avanzando, aunque por supuesto, de forma desigual, la inflación ha empezado a repuntar y los  intereses de la deuda a largo plazo también, así como las materias primas. Esta nueva situación, ha provocado que los mercados de renta variable se hayan despertado del letargo en el que llevaban meses, sobre todo los valores tecnológicos y otros de la nueva economía. Los valores tecnológicos y sobre todo los americanos, se enfrentan a sus abultadas valoraciones y a las amenazas sobre cambios legislativos contra los monopolios que algunas compañías pueden suponer.

Los valores de la vieja economía, llevan mejorando desde el mes de noviembre, con el descubrimiento de las vacunas. Ahora que se va produciendo la desescalada a las restricciones provocadas por la tercera ola dela pandemia, los valores relacionados con el turismo, las aerolíneas, hoteleras etc… se están viendo beneficiadas en sus cotizaciones, frente a los valores dela nueva economía.

Al mismo tiempo, la volatilidad está aumentando ante los temores de que si las economías se recuperan antes de lo previsto, los Bancos Centrales puedan cambiar sus políticas monetarias. De ahí que se estén viendo subidas de la rentabilidad en los bonos a largo plazo y caídas en las bolsas.

El presidente de la Reserva Federal Americana ha dejado claro que no espera hacer cambios en su política monetaria hasta 2023, porque considera que la inflación no va a ser un problema en los próximos años.

Aun con todo eso, lo cierto es que los mercados ya se han despertado. Saben que el escenario va camino de mejorar en las economías y por tanto, aunque no preocupa en el corto plazo, para las valoraciones de las bolsas, lo cierto es que ya va a estar muy presente. De ahí que los datos de inflación, las subidas de la renta fija, los precios de las materias primas y la evolución de las economías, van a ser muy seguidos por los Bancos Centrales y por los analistas, para intentar prever cuando se producirá el temido cambio en la política monetaria.

Mientras tanto, tranquilidad, pero con cautela en todo lo relativo a las carteras de inversión.