La pregunta viene al hilo de la preocupación que ha mostrado esta semana el Gobernador del Banco de España, analizando los datos macro que tiene en su poder y la débil situación del sistema financiero español.

Cuando comenzó la pandemia, la hablar de los datos macroeconómicos y del impacto en el mundo, lo primero que se descartó fue que el mundo entrase en una depresión económica y también se descartó una crisis financiera. Todo ello gracias a las ayudas astronómicas que han puesto encima de la mesa, los principales Gobiernos del mundo y las políticas monetarias de los bancos centrales, para apoyar con liquidez sin límites.

En la mente de todos está la crisis financiera de 2008, que se convirtió, años después, en una crisis económica que llevo a España al borde de la intervención. En la situación actual, entre los países de la OCDE, sólo España está en riesgo de sufrir una crisis financiera. Ella podría ser motivada, entre otras razones, por el aumento del deterioro de los créditos morosos en las entidades financieras, sumado al ahorro que se acumula en cuentas con rendimiento negativo, con el coste que hay en el Banco Central Europeo y la baja rentabilidad de las entidades financieras.

El Gobernador del Banco de España, ha manifestado que cuanto más se deteriore la situación económica de nuestro país, mayor será el riesgo de una crisis financiera. El que sigamos sin un borrador de Presupuestos Generales del Estado y una crisis institucional sin precedentes, que pone en duda la seguridad jurídica de nuestro país, sin duda agrava de forma importante el presente y el futuro económico de nuestro país.

Respecto a los Planes de Recuperación que exige Bruselas, para liberar las ayudas concedidas, para los próximos años, el Gobierno de España ha sido el último en elaborarlo, además de hacerlo de forma genérica y sin concretarlo, como han hecho el resto de países de nuestro entorno

Desde el punto de vista sanitario las cosas tampoco van nada bien. El haber decretado el estado de alarma en la Comunidad de Madrid, refleja la improvisación, falta de estrategia y colaboración, de un Gobierno sobrepasado por los acontecimientos e incapaz de hacer frente a sus responsabilidades más directas.

Ante todo lo mencionado, y desde el punto de vista de la economía real e individual de familia y empresas, podemos llegar a la terrible conclusión de que nos encontramos ante ¡un sálvese quien pueda!

Como en el Titanic, el barco se hunde sin solución, y hay que aguantar el mayor tiempo posible a bordo, con la esperanza de que llegue un rescate. Afortunadamente para España, el rescate siempre vendría de Europa, lo que nos da la esperanza de que aguantando sobre el barco, es decir, no quebrar, podremos mantenernos vivos.

Desde el punto de vista financiero, es decir, el ahorro de las familias, la situación está bajo control, si tienen estrategias de diversificación de activos por el mundo, de la mano de gestores independientes. La planificación patrimonial, en sus vertientes societaria y hereditaria o fiscal, son también absolutamente imprescindibles para evitar las quiebras de las familias, aunque desgraciadamente no se puedan salvar las empresas familiares.

Por tanto y en conclusión, ahora más que nunca, tanto en la salud como en el patrimonio, hay que trabajar con los mejores profesionales, para mantener la salud y evitar la quiebra familiar. El rescate no sabemos cuando llegará, ni de qué manera.