A nadie le resultará extraña la afirmación de que 2020 será un año que todos recordaremos en nuestra memoria, como el más complejo y duro, de los muchos o pocos que hayamos vivido hasta la llegada del Covid 19.

El confinamiento de más de dos meses dio paso a una reapertura de las economías, con la llegada de los meses estivales y un deseo enorme de poder liberarse de tanta presión. Ahora que ya estamos a punto de dejar atrás los tradicionales meses de vacaciones, la convulsa vuelta a cole, así como las incertidumbres sanitarias y económicas, harán que la recta final del año sea una de las más difíciles a las que nos hayamos enfrentado.

Si bien es cierto, que ningún país ha sido ajeno a la llegada del Covid 19, lo que a estar alturas, tampoco tiene discusión, es que el impacto no ha sido el mismo en ningún país, si en términos sanitarios ni económicos.

Como todos sabemos, nuestro país es de los que está sufriendo un impacto mayor tanto en el comienzo de la pandemia, en cuanto a contagios y fallecidos, en la recesión económica con más de un 18% de caída en el segundo trimestre del año y ahora en los rebrotes.

El aumento exponencial de los rebrotes está haciendo que se vuelvan a limitar los aforos en todo tipo de concentraciones, poniendo especial interés en la vuelta a las aulas. La complejidad de la situación, la falta de protocolos y directrices comunes, están provocando que el grado de tensión aumente de forma exponencial, a medida que se aproxima la fecha de apertura de los centros educativos.

Desde el punto de vista económico, preocupa la recta final del año, porque tras el verano fallido y muchos negocios contra las cuerdas, la evolución de los rebrotes será decisiva para la supervivencia de muchos de ellos. En las familias la situación también se puede complicar mucho, a medida que vaya llegando la fecha en las que los expedientes de regulación de empleo temporales lleguen a su fin, con el posible aumento de despidos.

De hecho la presidenta del Banco Central Europeo, se ha hecho eco de este aumento del desempleo en toda la Zona Euro en los próximos meses. Por supuesto, España será uno de los países más vulnerables, al ser el que mayor impacto económico ha sufrido y uno de los que más incertidumbre sigue acumulando.

Ante toda esta situación, la carrera frenética por poner en el mercado una vacuna cuanto antes, va acelerando, de tal manera que de los 160 proyectos que existen en el mundo, 6 de ellos ya están en fase avanzada, o fase 3, al que podemos sumar el anuncio de Rusia hace unas semanas, de que ya habían aprobado su vacuna. En fase avanzada hay dos proyectos en China, uno en Oxford, y dos en EEUU, uno de ellos con colaboración con Alemania. La incógnita que se empieza a abrir ahora es si tantas prisas no serán contraproducentes, dado que tal vez no sea lo suficientemente eficaz o cause importantes efectos secundarios, que cuando se llegue a la fase de campañas masivas de vacunación, sean un fracaso, porque un gran número de personas no confíen en ella.

Los mercados financieros, ajenos a las incertidumbres que anuncian los Bancos Centrales y al aumento de contagios, han seguido su particular subida durante buena parte del mes de agosto, de manera que los índices americanos, S&P 500 y el tecnológico Nasdaq, han estado marcando máximos históricos durante varias sesiones. Las ingentes cantidades de liquidez que están poniendo los bancos centrales en el mercado, así como el atractivo de todas las empresas que encajan en el grupo de las megatendencias, están haciendo que los mercados estén inmersos en una exuberancia, que si no es irracional, al menos la podemos calificar de excepcional, que está animando a muchos inversores, para no perderse el festival al que estamos asistiendo desde finales del mes de marzo.