El histórico plan de recuperación aprobado esta semana por la Unión Europea, con poco margen para la duda, tiene una gran heroína, que es la canciller alemana, Angela Merkel. De su mano y de la de Macron partió la iniciativa, al tiempo que llevó a la extenuación a los líderes europeos, para sacarla adelante. Hecho histórico que blinda y fortalece a la Unión Europea para su éxito futuro.

En nuestro país los aplausos deberían haber sido para Angela Merkel, no para el presidente del Gobierno, que además de no aportar nada, ha recibido honores falsos. Lo que si será responsabilidad directa del actual Gobierno es que lleguen los 140.000 millones a la economía española en los próximos años.
Como ya todos sabemos, tendrán que presentar proyectos que se ajusten a la condicionalidad pactada, para que sean aprobados por Bruselas. Posteriormente llegarán los fondos de forma gradual y se someterá a control el cumplimiento de los proyectos aprobados, para seguir recibiendo los fondos comprometidos.

Reformar y modernizar la economía española debe ser el objetivo, de manera que si se cumple, España saldrá muy fortalecida de la crisis del Covid-19. La gran duda es si sabremos aprovechar la oportunidad, o si pasará de largo. Posiblemente lo que suceda es que unos sectores, empresas o Comunidades Autónomas lo conseguirán y otros muchos no.

En la práctica preocupa que el Gobierno tienda a apoyar más los proyectos de sus socios de Gobierno, bien sea entre el sector público o el sector privado, dejando de lado a aquellos que no le garanticen la legislatura e incluso una posible reelección. No olvidemos que la clase política, salvo honrosas excepciones, suele pensar en el corto plazo y en sus intereses personales, más que en el largo plazo o  los intereses colectivos, siendo este Gobierno actual, un ejemplo indiscutible de ello, al tiempo que lo hacen con descaro y sin esconder sus peores artimañas políticas.

Para evitar que esto suceda, los responsables políticas de las CCAA que se puedan ver perjudicadas, tendrán que emplearse a fondo para defender los intereses de los ciudadanos de sus territorios, porque sin duda, se van a encontrar con más obstáculos dentro de nuestras fronteras que en Bruselas.

Los países que van a realizar el control del destino de los fondos para la recuperación, han dejado claro su apoyo a todo lo que sea mayores inversiones en I+D+i, proyectos para impulsar la educación y la digitalización, combatir la alta tasa de temporalidad laboral, proyectos para ahorrar energía y combatir el cambio climático etc…

Los proyectos que vayan en esa dirección, que además sean sencillos en su ejecución y puesta en práctica, tendrán la vía libre para recibir las ayudas, de ahí que sea tan importante el trabajar mucho y bien para conseguirlo. Que no tengan ninguna duda quienes deban llevar a cabo la tarea de hacer ese trabajo, que las trabas políticas y administrativas pueden ser enormes, de ahí que deben contar con ello y preparar la lucha por conseguir el objetivo final.

Como siempre sucede en estos escenarios, el resultado final no será el mismo para todos. La pelea y la lucha encarnizada está más que prevista.

¿Qué pueden hacer mientras tanto los ciudadanos que esperan la llegada de esas ayudas, como el maná? Claramente deben ser parte activa de este proceso, a través de las asociaciones y organizaciones empresariales o sindicales. Cuanto más colectivos sean los proyectos, más sencillo será el poder plasmarlos y defenderlos por quien corresponda, para que se puedan aprobar.

Las administraciones públicas encargadas de elaborar, presentar y defender los proyectos, deberán estar a la altura profesional que se requiere, de ahí que sería preciso colocar todo el talento que dispongan, a trabajar para conseguir los fondos. No olvidemos que no van a llegar fondos sin proyectos, por tanto el trabajo previo y su defensa es decisivo para el futuro. Si careciesen de ese talento humano o si fuese preciso fortalecerlo, deberían darse prisa en hacerlo, porque buena parte  del éxito estará en el trabajo de las personas o equipos con  capacidad de emprender, crear, plasmarlo por escrito y defenderlo ante la autoridad nacional o europea responsable.

Resulta imprescindible tener muy presentes todos estos puntos, para ponerse a trabajar muy en serio. El plan de recuperación aprobado tiene fecha de caducidad y por ello en los próximos 6 años, tendremos los frutos de lo que en los próximos tres años se haga. Las lamentaciones y el victimismo sólo lo ponen en práctica los mediocres y los perdedores. Los ganadores no tienen tiempo para ello, están muy ocupados trabajando mucho y bien.