Pagar impuestos nunca ha sido algo que los ciudadanos hagan con especial entusiasmo, aunque hay una enorme diferencia entre los que se sienten satisfechos con lo que reciben a cambio y los que se sienten estafados o incluso robados.

Todos sabemos que la gestión de muchos servicios comunes, dependen en buena medida de la contribución de los ciudadanos, en forma de tributos, sean estos impuestos, tasas o contribuciones especiales. Esos recursos se detraen de los patrimonios individuales de los ciudadanos, dado que si no los pagasen, sus patrimonios serían mayores. Dado que ningún país puede sostenerse sin esos ingresos, se establece que es obligatorio pagarlos, con sanciones y multas graves, incluso de privación de libertad, que es la pena más grave en nuestro sistema jurídico.

La frustración para muchos ciudadanos de produce, cuando las personas que ostentan el poder en el Gobierno, abusan a la hora de establecer los tributos a pagar y las cuantías, o realizan una gestión de los recursos públicos ineficiente, que no mejora la vida del conjunto de ciudadanos e incluso daña a aquellos que más contribuyen.

Un sistema tributario de esa naturaleza, no puede provocar otra cosa que economía sumergida, desmotivación al riesgo, a la productividad y en consecuencia ausencia de crecimiento económico. Hecha esta introducción que sirve para cualquier país democrático, en su parte macroeconómica, ahora toca comparar la gestión de los recursos públicos de unos países con otros.

La recesión económica provocada por el Covid-19, ha sido generalizada en el mundo. Las ayudas financieras de los Bancos Centrales y de los distintos Gobiernos también es ya un hecho. Ahora vendrá la etapa más realista, que es elegir las políticas económicas y sociales que ayuden a la reconstrucción de cada economía.

Alemania acaba de anunciar un nuevo paquete de estímulos de 130.000 millones de euros, que van a ir directamente al consumo. De hecho con ello va a bajar impuestos, incluso el IVA, para estimular el consumo. El paquete anterior de ayudas, unos 150.000 millones, están destinados directamente a las empresas.

En España, por el contrario, sólo se habla de subir impuestos, algo que en una situación de recesión económica, sin duda no ayuda ni al consumo ni a la inversión ni a la productividad, que son, sin ningún tipo de dudas, los que ayudar a recuperar el crecimiento económico, el empleo y la estabilidad presupuestaria.

La pregunta clave es ¿ por qué el Gobierno español sólo piensa en subir impuestos?. La respuesta clara es que no gestionan los recursos públicos con la eficacia de otros gobiernos, como por ejemplo el alemán. La siguiente pregunta que nos debemos hacer es ¿merecen los españoles un Gobierno que no sabe gestionar ni crisis sanitarias ni crisis económica? La respuesta en que no nos lo merecemos. Entre otras razones, porque tenemos un Gobierno que no han votado la mayoría de los ciudadanos, sino que ha sido un “apaño” de las fuerzas políticas más antagónicas que se puedan encontrar, las que se han alineado para defender sus intereses, sin tener en cuenta su capacidad ni buena intención, para defender los intereses del conjunto de los españoles.

Ahora que estamos dejando atrás lo peor del Covid 19 y de que ha sabemos que España no va a ser intervenida, sino que va a recibir muchas ayudas del exterior para reconstruir la economía del país, dejar esa reconstrucción en manos de los que nos han traído hasta aquí, parece, cuanto menos, una decisión temeraria.

En los próximos años nos jugaremos el futuro de las generaciones que vienen detrás. Si los recursos que nos van a regalar o prestar no de gestionan de forma eficaz, desaprovecharemos una oportunidad histórica, que pagarán otros y que no tendrá excusa que valga.

Los españoles no necesitan que se les suban los impuestos, sino igualdad de oportunidades, educación económica y financiera básica para gestionar recursos, además de gente formada en valores, que se dedique a lo que se dedique, aspire a tener prestigio profesional y personal, poniéndolo al servicio de todos los ciudadanos.

La lucha contra el Covid 19, deja paso a la lucha social por cambiarlo todo para conseguirlo.