La gran mayoría de los seres humanos tienen la necesidad de sentirse poderosos, al menos con el control sus propias vidas. Para muchos, ostentar poder, es una obsesión para conseguir privilegios, recursos económicos e incluso someter a terceras personas, sin importar los medios para conseguirlo.

En el mundo de las empresas y el Gobierno del sector público, siempre hay quien gobierna por vocación y servicio, o simplemente para sus propios egos o intereses. Bien es cierto que el sector privado, cuando eso sucede, se pone en riesgo la supervivencia de la empresa, por lo que en la mayoría de los casos termina mejorando la gobernanza de la empresa, o en caso contrario la quiebra será una realidad.

Cuando hablamos de lo público las cosas son bien distintas, sólo tenemos que mirar a países como Argentina o Venezuela, donde los dirigentes son personas sólo Gobiernan el país para sus propios intereses. Dado que no quiebran como las empresas, todas son ayudas de organismos internacionales o los pocos recursos que haya, ya se encargan los que viven de lo público, de hacerse con ellos, dejando la miseria económica para los ciudadanos. De esta realidad tenemos tantos ejemplos a lo largo de la historia, que realmente no necesitan muchas explicaciones.

En nuestro país se han instalado por la fuerza y abusando de las deficiencias de nuestra democracia, personas de esas características, que no disimulan en sus reales intenciones. Instalarse en un Gobierno no significa tener capacidad para hacerlo, ni buen voluntad para llevarlo a cabo.

La gran mayoría de las personas que componen el gabinete del gobierno de nuestro país, no saben de asuntos económicos, ni son expertos en negociaciones complejas en Bruselas. Ante este panorama cómo podemos creer que van a ser capaces de mantener las ayudas que vienen de Bruselas o solucionar los problemas que tiene el campo.

Creer que pueden hacerlo es como creer que un olmo puede dar peras, es decir, la decepción está asegurada. Lo grave de esta situación no sólo es que no sepan defender los intereses de los españoles, lo más grave es que generan conflictos donde no los había, que todos ellos tienen impacto económico. Los chantajes a los que están sometidos les obligan a ceder partidas presupuestarias que deberían ir a otros destinos más productivos para el conjunto de los españoles.

Al ser rehenes de sus ideologías económicas fracasadas, sólo saben hablar de subir impuestos y obligar a recaudar a todos según, su errados cálculos económicos. Lo que está seguro es que la tasa tobin y la tasa Google no van a recaudar lo que estiman y que ponen en riesgo las relaciones comerciales con EEUU, al tiempo que privaran a las grandes empresas que cotizan en bolsa, de encontrar financiación.

En el mundo empresarial la subida del salario mínimo y las reformas que se están planteando, están poniendo en alerta a los empresarios, lo que obligará a reducir plantillas o dejar de contratar, hasta poder cuantificar el impacto real de la desgobernanza que tenemos en España.

Los inversores tienen la ventaja de poder invertir en los mercados internacionales, para tener rentabilidades adicionales y una menor exposición a los riesgos que nuestro país está empezando a acumular.