La única certeza que tenemos es que los libros de historia recogerá, la fecha del día 31 de enero de 2020 como aquella en la que Reino Unido abandonó la Unión Europea tras 47 años de permanencia.

Ahora se abren todas las incertidumbres sobre el futuro de Reino Unido en el panorama mundial, el impacto en su economía y el impacto que tendrá en los que hasta ahora eran sus socios comunitarios.

Para formalizar sus relaciones con Bruselas, en principio tendrán por delante 11 de meses de negociaciones, dado que el día 1 de enero de 2021 la desconexión real se producirá, si no se solicita una ampliación del plazo.

A ninguna de las partes les interesa una ruptura abrupta que provoque inseguridad jurídica, dado que ellos impactará en la economía de forma inmediata y en la confrontación entre los ciudadanos de los países de la Unión Europea con Reino Unido. En principio, todo apunta a que el 98% de los residentes en Reino Unido ya tienen regularizada su situación para poder seguir en el país, ahora las dudas estarán en que tipo de visados necesitarán los nuevos ciudadanos que quieran ir a trabajar y vivir allí. También los estudiantes tendrán que analizar como les afectarán los cambios y nuevas exigencias.

En la parte financiera la City Londinense perderá buena parte de su negocio transaccional mundial, que se irá a Ámsterdan, Fráncfort y Paris. En España también podemos ganar algo de negocio en el mercado de capitales, pero se espera que en menor medida que las otras plazas financieras.

En la parte de libre comercio, las empresas británicas seguirán comerciando con las europeas como hasta ahora, durante los próximos 11 meses, a partir de ahí los impuestos, aranceles y demás costes que deberán soportar las empresas, dependerá del acuerdo al que lleguen en estas materias.

Según los expertos, el mayor desafío para Reino Unido será decidir a nivel estratégico, quien será su socio principal, si EEUU, China o la Unión Europea. Esta decisión condicionará radicalmente las negociaciones con cada uno de los bloques y afectará a las relaciones entre ellos, de forma inminente.

A nivel doméstico, Escocia buscará desesperadamente volver a la Unión Europea e Irlanda del Norte tendrá que decidir que quiere hacer, una vez acabe el periodo transitorio.

Dada la complejidad de los escenarios a los que se debe enfrentar Reino Unido a partir de ahora, muchos economistas consideran que la economía británica no saldrá bien parada y que sufrirá un impacto negativo tras su salida de la Unión Europea.

La realidad es que todas las partes se verán afectadas, de manera que los que mejor negocien y los que mejor se adapten a los cambios globales que se está produciendo, saldrán más favorecidos. El tiempo lo dirá, porque ya no hay retorno.