La casualidad ha hecho que el jueves 24 de octubre hayamos asistido a dos despedidas que han ocupado los titulares de la prensa, una de contenido económico y otra de contenido político. En Japón han celebrado la entronización del nuevo Emperador y los mercados, atentos a otras cuestiones menos históricas, sino más prosaicas o pragmáticas.

 Que los asuntos políticos impactan de lleno en la economíano es algo que requiera una reflexión profunda, sólo hacen falta unas pequeñasnociones sobre economía y analizar distintos países, pagar llevar a esaconclusión de forma certera.En nuestro país desde que se instauró la democracia,parece que vamos siempre con el pie cambiado. Nos suelen gobernar ideologíasque agudizan las crisis económicas y su impacto en las familias, cada vez quese produce una desaceleración económica. La último nos ocurrió en la etapaZapatero y ahora todo apunta que nos va a ocurrir en la etapa Sanchez, si lasurnas no lo impiden.

De hecho los datos de empleo, productividad, deuda pública etc…ya están mostrando el deterioro, que desde distintos ámbitos económicos nos hanadvertido que llegarían, ante la falta de gobierno estable y reformas que nosfortaleciesen frente a lo que se veía venir, la desaceleración económicamundial.

Ahora les toca a los españoles, prepararse una vez más,para las finanzas de la familia y las empresas sobrevivan a lo que estállegando, sin que terminen en la quiebra, es decir, la muerte financiera.

La unión hace la fuerza y la fortaleza de un país quetrabaja por mejorar, le coloca en una posición privilegiada ante las crisiseconómicas. La despedida de Franco del Valle de los Caídos con fineselectoralistas, como han mencionado los expertos políticos que han analizado elacontecimiento, ha provocado más una afrenta entre los españoles que unión, portanto flaco favor se ha hecho a lo que realmente necesita este país, que esmás unión y menos rencores. Lo que sucedió en Cataluña la semana pasada tambiénes otra muestra de que la política actual desune a los ciudadanos y causa dañoseconómicos innecesarios.

La otra despedida de la semana ha sido la del presidentedel Banco Central Europeo, Mario Draghi, al que la historia juzgará sobre lasconsecuencias de su política monetaria. De momento, lo que nadie pone en dudaes que fue el salvador el euro, con aquella famosa frase de “haré lo que hagafalta para salvar al euro, y créanme, será suficiente”. También pasará a lahistoria como el que llevó los tipos de interés a tasas negativas, llevando ala banca europea a una situación agónica, al tiempo que intentaba que losGobiernos ganasen tiempo para hacer las reformas que las economías necesitanpara poder sobrevivir sin ayuda financiera externa.

Los efectos secundarios de esta política monetaria es lo queestá por ver, de ahí que en los mercados financieros y entre las autoridadeseconómicas, se contiene la respiración, porque a ciencia cierta no se sabecuales van a ser. Por el momento la desaceleración económica y la bajainflación han impedido subir tipos de interés, como Draghi hubiese deseado, yen su último mensaje ha pasado el testigo a los Gobiernos, diciendo que lapolítica monetaria ultra laxa, no va a poder ayudar a las economías arecuperarse y que son sus políticas fiscales y presupuestarias las que deben hacerlo.

En clave doméstica, el encargo se suma a la llamada deatención de Bruselas, por el gasto público desmesurado, el riesgo cierto deincumplimiento del déficit permitido a España y una economía sin reformas.

Mientras tanto, los mercados financieros siguen atentos ala publicación de los resultados de las empresas cotizadas, que en líneasgenerales no está sufriendo seriamente la desaceleración de las economías,lo que les permite mantener los niveles alcanzados en las últimas semanas.

El Brexit y la Guerra comercial entre EEUU yChina están siendo seguidos de cerca, porque son las dos grandes amenazas paraque empeore la situación económica o la esperanza de que se pueda remontar enlos próximos años.