La semana ha transcurrido sin novedades en las paralizadas negociaciones entre EEUU y China, a la espera de que los dos máximos dirigentes se reúnan a finales de junio en Japón en la reunión del G20.

Lo que parece estar más claro es que en Reino Unido habrá Brexit, tras las constatación de que los candidatos a suceder a  la anterior primer ministra están a favor de la salida de la Unión Europea. Con ellos quedan por tanto descartadas las opciones de otro referéndum o de una marcha atrás. De hecho Bruselas ha comenzado esta semana a lanzar advertencias a los mercados y a las empresas, de que deberían empezar a tener en cuenta la posible salida de Reino Unido sin acuerdo.

De momento los mercados financieros no han reaccionado ante esa posibilidad, dado que hasta finales de octubre hay margen de maniobra para evitar el Brexit duro. La esperanza se basa en la realidad del empeoramiento de la situación económica de Reino Unido, que podría ir a más, si su salida se produce sin acuerdo.

Por otro lado tenemos los temores aumentando sobre los tipos de interés en negativo y la posible burbuja de renta fija que va en aumento. Con este temor llevamos años, pero parece que aumenta en estos momentos y podría desencadenarse si China empieza a vender bonos del Tesoro americano. También preocupa que China busque debilitar su moneda a costa del dólar y eso tendría impacto directo en los mercados financieros.

La situación económica de China sigue debilitándose, con los datos que se publican cada semana, en esta ocasión ha sido la producción industrial, que aun creciendo un 5%, es el dato más débil de los últimos 17 años. De hecho el Gobierno chino está permitiendo a los ayuntamientos emitir deuda para invertir en infraestructuras. La delicada situación económica se podría ver perjudicada por los movimientos en renta fija o mercado de divisas que pudiese plantearse el Gobierno chino, de ahí que se lo pensarán mucho antes de ir a lo suyo sin ningún tipo de acuerdo con EEUU.

Lo nuevo de esta semana central del mes de junio nos viene del conflicto desatado en el estrecho de Ormuz, donde el ataque a dos cargueros, está haciendo saltar las alarmas sobre el precio del barril de petróleo. Desde EEUU y Reino Unido acusan a Irán de estar detrás de los ataques, algo que está incendiando las relaciones entre ambos países.

Según algunos expertos, si la vía diplomática no solucionase este conflicto en el Golfo Pérsico y comenzase un posible conflicto bélico, el petróleo podría llegar a los 100 dólares. Precio que por supuesto no podrán soportar buena parte de las economías mundiales, todas ellas en franca desaceleración.

Una vez más, esa realidad económica, ayudará a la vía diplomática, para intentar llegar a los acuerdos necesarios para normalizar la situación.

Con todas estas amenazas, los mercados financieros no están sufriendo importantes sobresaltos, ante la esperanza de que no se consoliden las situaciones más desfavorables y a la espera de nuevos acontecimientos en las próximas semanas.