Esta última semana, antes de las vacaciones de Semana Santa, ha sido especialmente intensa, tanto en el ámbito político como económico. Ahora muchos asuntos quedarán a la espera de la vuelta de vacaciones, aunque muchos de ellos seguirán su particular ebullición.

La semana comenzó con el Fondo Monetario Internacional concretando el recorte de varias décimas en el crecimiento mundial, algo que ya estaba previsto y que lo van poniendo de manifiesto los distintos datos macroeconómicos que se publican a diario.

Los bancos centrales de EEUU y de la Zona Euro, han dejado claro que sus políticas monetarias van a seguir sin cambios, dejando el americano en suspenso las subidas de tipos de años anteriores y el de la Zona Euro, que no se plantea subirlos en ningún caso. Ambas decisiones esperadas por el mercado y a todas luces acertadas, ante el enfriamiento de las economías.

Quienes también se ha quedado fríos, son los bancos de la Zona Euro, porque esperaban alguna medida que aliviase los costes que les supone depositar dinero en el BCE, pero sólo han recibido promesas de que lo están estudiando y sobre todo, que deben fusionarse, para hacer sus estructuras más sostenibles y eficientes.

Reino Unido ha evitado el Brexit duro, y ha conseguido una nueva prórroga, ahora de seis meses, hasta el 21 de octubre, para seguir buscando la mejor salida de la Unión Europea. Los expertos no descartan que incluso llegue a darse marcha atrás, pero parece poco probable, teniendo en cuenta lo lejos que han llegado, con un enorme desgaste político y social.

Por su parte, las negociaciones entre EEUU y China siguen avanzando para concretar el alto al fuego su particular guerra comercial, estableciendo los mecanismos para asegurar que se cumplan los acuerdos a los que están llegando.

En el ámbito político doméstico, los partidos políticos han comenzado oficialmente su campaña electoral, en las que será la cita más abierta de cuantas se han celebrado hasta ahora, porque según parece, el 40% de los votantes no sabe qué van a hacer.

Los analistas políticos critican que hasta el momento no se hable seriamente de cómo hacer frente a los problemas que tiene nuestro país, por ninguno de los aspirantes a la presidencia, algo que sin duda es lo más importante para los ciudadanos. La famosa clase media que tanto sudor y lágrimas tuvo que dejarse, para subir de estatus social, parece que está decreciendo a marchas forzadas.

Esta realidad demuestra que los asunto económicos públicos no están siendo gestionados eficientemente, porque en un país de igualdad de oportunidades, se debería trabajar en mejorar la cualificación de los ciudadanos, para enfrentarse a los retos del futuro aprovechándolos a su favor y no suponiendo un desafío que les hace perder logros económicos conseguidos en el pasado.

Si a la gran mayoría se les educa, desde los estamentos políticos, para que quieran vivir de subvenciones, pensiones y dádivas públicas, difícilmente van a conseguir mantenerse como clase media, cuando los gastos y los impuestos ahogan a la gran mayoría de los ciudadanos, sin estar preparados para aumentar sus ingresos con esfuerzo y trabajo personal.