El Banco Central Europeo ha comunicado esta semana que el crecimiento de la Zona Euro es más débil de lo previsto para el corto plazo. Por su parte, al Reserva Federal Americana ya ha cambiado totalmente su discurso respecto a la política monetaria restrictiva, con las subidas de tipos de los últimos años.

La desaceleración en el crecimiento económico mundial y en concreto el de la Zona Euro, ha pillado con el pie cambiado al BCE, que ya estaba pensando en subir tipos de interés a finales del presente año y ahora está pensando en aumentar la liquidez de los bancos a largo plazo.

El objetivo de inflación cercano al 2% para la Zona Euro, que era el que se había marcado cuando puso en marcha la política ultra expansiva, no ha llegado a cumplirse. Ahora que se ya estaba en marcha la retirada de estímulos para que la economía europea “caminase” sola, los máximos responsables del BCE, están analizando como enfrentarse a la desaceleración que no estaba en la hoja de ruta.

La situación no es fácil, porque como han mencionado en varias ocasiones, los responsables de los Bancos Centrales, se enfrentan a una situación económica que no se había dado nunca en la historia, de ahí que no tengan referentes a los que poner en práctica. Están intentando arreglar el motor, con el automóvil en marcha, y sin un libro de instrucciones guía, que se haya aplicado en ocasiones similares.

En tan compleja situación, los ciudadanos deben ser conscientes de que es más necesaria que nunca la prudencia y la perspectiva. El problema del enorme endeudamiento mundial es un hecho, que ya ha puesto de manifiesto el FMI en reiteradas ocasiones, afirmando que supera el doble del PIB mundial.

Todos sabemos que las deudas hay que pagarlas, y que ni particulares, ni empresas, ni Estados, pueden suspender pagos, sin causar un enorme daño a sus propias economías y a su credibilidad frente a futuros acreedores. De ahí, que en estos momentos y para los próximos años, sería recomendable tener controlado el endeudamiento e incluso reducirlo o cancelarlo, para salir de la zona de peligro. Por supuesto no es lo mismo ser un particular, que una empresa o un Estado, como no es lo mismo ser la primera economía del mundo o un país que tuvo que ser intervenido tras la crisis financiera de 2008. No obstante, para todos se puede aplicar, que devolver la deuda se hace con productividad y ahorro financiero, que pague las deudas.

El Gobernador del BCE siempre dejó claro que su política monetaria expansiva, era para ayudar a los Gobiernos a ganar tiempo para hacer las reformas que permitiesen tener las economías más saneadas, las cuentas bajo control y aumentar la productividad. A estas alturas de la película, pocos han cumplido con ello.

Los ciudadanos deben ser conocedores de toda esta información y saber que implicaciones puede tener para sus economías domésticas, porque a fin de cuentas, cada uno es responsable de lo suyo y por ello debe estar preparado para tomar las decisiones más adecuadas.

En la parte de la gestión del patrimonio financiero, aquellos inversores que deseen superar la inflación en los próximos y por supuesto preservar el capital, deberán tener presente que la renta variable deberá estar en sus carteras, dado que la renta fija seguirá con problemas y baja rentabilidad los próximos años. Esa realidad obliga a dar perspectiva a los resultados en la gestión, al menos en un período no inferior a 3 ó 5 años, al tiempo que se tenga la garantía de una gestión muy diversificada en activos, mercados y estrategias de inversión.

Seguir la evolución de la cartera personal cada día, sólo deben hacerlo quienes sean capaces de controlar las emociones y recordar que los resultados hay que analizarlos con un horizonte temporal más largo, si está bien gestionada.