La recta final del año no está siendo lo que el actual Gobierno esperaba, por ello se les complicarán no sólo sus particulares Navidades, sino todo el año 2019.

Los miembros del Gobierno tendrán complicado felicitarse las fiestas y sobre todo, los buenos deseos para el año próximo. El tambaleante equipo de Sanchez, está en la situación más precaria que se puede tener, tras sólo seis meses de Gobierno.

Bien es cierto, que Teresa May en Reino Unido y Macron en Francia, tampoco están en sus mejores momentos. La canciller alemana, Angela Merkel es la que tiene despejado su futuro político, con su retiro ya anunciado y su candidata favorita para sustituirla.

En nuestros asuntos domésticos, el actual Gobierno tiene conflictos en casi todos los campos. La fragilidad de sus apoyos y sus socios poco recomendables, ya le han dañado en la línea de flotación, por varios frentes. El más llamativo y dramático, ha sido sin duda el resultado electoral de Andalucía, interpretado como el presagio de lo que va a suceder en las próximas citas electorales.

La descontrolada situación en Cataluña, los empresarios en pie de guerra, la economía desacelerándose y sus cada vez menores apoyos políticos, han hecho que ya muchos consideren que las elecciones generales en 2019, cada vez sean más una realidad que Sanchez va a tener complicado evitar, por mucho que quiera agotar la legislatura, sin importar cómo y quien caiga en ese intento.

Como es bien conocido, a la economía no le gustan las incertidumbres, los bandazos y las improvisaciones, de ahí que lleguemos a Navidades con una sensación de malestar económico, porque además del comportamiento bajista de los mercados financieros, el actual Gobierno no da confianza de que el país pueda mejorar e incluso recuperar parte del terreno económico que hemos cedido en este 2018.

Además de todo ello, los datos publicados esta semana de que tenemos la menor tasa de natalidad desde 1941, ha hecho saltar todas las alarmas sobre el futuro del bienestar social de nuestro país.

No hace falta ser premio Nobel de economía para saber que los números no salen, si hay más personas en edad de gasto y cada día menos en edad productiva.

La cruda realidad exige un Pacto de Estado para ir abordando las consecuencias de la realidad social que tenemos, así como el impacto que ello va a suponer en las próximas décadas. Para ello sería deseable que la clase política pasase a la acción. Tal vez los resultados de las próximas citas electorales y sobre todo, el hecho de que ya tendrán cuatro años para ganarse la confianza de los votantes a futuro, les permita centrarse en lo importante y no en lo inmediato, que para todos es ganar las próximas elecciones o al menos poder formar parte del Gobierno. Muestra de ello, también la hemos visto esta semana, cuando Pablo Iglesias reniega de su defensa a Venezuela, afirmando que ha cambiado de opinión en varias de sus afirmaciones anteriores.

Resulta llamativo la falta de ideologías claras y sobre todo la falta de compromiso. Para muchos, el único objetivo para las próximas décadas, parece que será mantenerse con un sueldo de político sea como sea, aunque tengan que cambiar de ideología cada cuatro años.

La gran mayoría de los ciudadanos y los mercados financieros tienen muy claro lo que necesita el país y sus economías domésticas. Veremos si se consigue, aunque todo apunta a que hay esperanzas.