En la recta final del año, además del Adviento y las fiestas de Navidad, es obligado cada año el balance del año que se acaba, así como hacer el planteamiento para el año que llegue, que en este caso será el 2019.

Desde el punto de vista fiscal, ahora toca hacer los ajustes que nos permitan aprovechar las vías que la ley nos permite, para reducir nuestra carga fiscal. Hablamos por tanto de compensaciones de plusvalías y minusvalías, de aportaciones a vehículos de ahorro que permitan bajar la base imponible, como los planes de pensiones etc…

Los inversores que están viendo como el castigo de los mercados financieros les trae un balance de rendimientos negativos, hasta el momento, lo cierto es que tienen varias opciones. La primera y más importante es analizar el impacto, pensando en la clase de activos que tiene su cartera, así como la posibilidad de recuperación que existe, en cuanto el mercado sea más favorable.

Tengamos muy en cuenta, que las minusvalías en una cartera de inversión gestionada de forma flexible, global e independiente, tiene más probabilidades de recuperarse rápido, que aquellas que están concentradas en una única estrategia o en pocos activos financieros. Por ejemplo, la gestión valor, que tan de moda se ha puesto en los últimos años, está sufriendo mucho este año. También están sufriendo mucho los inversores que sólo tienen en sus carteras acciones del sector financiero español, calificado por los analistas, como de alto riesgo.

Los inversores con renta fija, están comprobando que ni renta, ni es fija, porque con las subidas de tipos de buena parte de los bonos, están dando rendimiento negativo este año. Ante esta realidad, hay que pararse a pensar en la estrategia para el año próximo.

En la recta final del año, además del Adviento y las fiestas de Navidad, es obligado cada año el balance del año que se acaba, así como hacer el planteamiento para el año que llegue, que en este caso será el 2019.

El primer paso que deben dar los inversores es escuchar y estudiar lo que reputados economistas tienen que contarles al respecto. El estudio con rigor e independencia, sobre las alternativas de inversión para el año próximo, es fundamental. A partir de ahí, hay que escuchar a quien nos asesora o administra el patrimonio, para ver que decisiones van a tomar y si se ajustan a lo que piensan la mayoría, con el objetivo de preservar el patrimonio y buscar las mejores alternativas de inversión.

En el caso de que tengan una estrategia errónea, por estar muy concentrada, se impone la necesidad de buscar alternativas que garanticen una mayor y más pronta recuperación, o que permitan reducir el riesgo y la volatilidad, es decir, las fluctuaciones de la misma.

Para hacerlo correctamente, es fundamental tener la férrea voluntad de hacer lo necesario para preservar el patrimonio y contar con buenos profesionales, que tengan los intereses alineados con los clientes, y que tengan claro que las comisiones que reciben, son para ayudar a los clientes en la consecución de sus objetivos. En muchas ocasiones para hacerlo, tendrán que ayudarles a controlar sus emociones y que con ello eviten dejar que los clientes tomen decisiones que van en contra de sus intereses.

Esta tarea en fundamental, sobre todo en los últimos tiempos, en los que la información financiera es muy amplia y es accesible a todos los inversores, pero no todos están preparados para interpretarla correctamente y menos aún saber que decisiones tomar, con sus patrimonios. El momento que vivimos es lo suficientemente complejo, como para que sea preciso estar en manos de los mejores profesionales, para tener garantías de hacer lo correcto, aunque nada impida que tengamos que soportar las fluctuaciones de los mercados y el impacto puntual en nuestras carteras.