En lo que llevamos de año, mientras casi todos los mercados bursátiles están en rojo, los índices americanos estaban marcando máximos históricos, ajenos a guerras comerciales provocadas por su Administración, incertidumbres política u otra suerte de preocupaciones.

Esta semana  las importantes caídas de sus índices, les han devuelto a la realidad, aunque ésta vaya en contra de lo que opinan muchos analistas. Por valoraciones, los principales índices bursátiles del mundo estaban ya con descuentos, que aconsejan no precipitarse en vender. Con las caídas, tanto del Dow Jones, como el Nasdaq o el S&P500, empiezan a estar en niveles más realistas.

Lo que se estáviendo en Wall Street es que el dinero está saliendo de los valores de moda o valores “momentum” que dicen los americanos, para encontrar refugio en valores más cíclicos. Los valores de moda, entre otros son los tecnológicos, que están en valoraciones poco realistas y por ello la fuga de inversores que están sufriendo. El resto de mercados, tanto asiáticos como europeos, han sufrido por el contagio, pero en cuanto pase el sobresalto inicial, cada uno cotizará en función de sus crecimientos económicos, la solvencia de los países y los resultados empresariales.

Las razones delas últimas caídas se encuentran, según la mayoría de los expertos, en las perspectivas de más subidas de tipos en EEUU, así como el temor al frenazo del crecimiento mundial. No en vano, el Fondo Monetario Internacional, ha recortado el crecimiento mundial al 3,7%.

En la parte europea el nerviosismo se debe también al menor crecimiento de Alemania, la locomotora europea, y el temor a Italia, con el borrador de presupuesto que tiene que presentar a Bruselas el próximo día 15 de octubre. Aunque la mayor parte de los analistas considera que Italia no es Grecia y que no veremos una situación tan dramática,lo cierto que todos coinciden en que no es un problema de solución fácil ni rápida, de ahí que haya que tenerlo como foco de incertidumbre e inestabilidad constante.

Para los inversores, en momentos como estos, toca revisar carteras, analizar si hay quehacer ajustes o cambios, pero todo ello motivado por el perfil de riesgo, las circunstancias personales y la distribución de activos que tengan.

En estas situaciones, la peor de las decisiones es la tomada por impulsos emocionales,sin reflexión alguna o sin rigor de la información que se analiza. Ya decía San Ignacio de Loyola, que en tiempo de desolación no había que hacer mudanza.Sobre todo si tenemos la casa bien amueblada y segura.