Las dos últimas semanas están siendo de enhorabuena para los inversores, por dos motivos: una es climatológica, dado que el buen tiempo nos acompaña como si el verano no quisiese irse, y la otra es de los mercados financieros, que tras marcar mínimos, han vuelto a la senda alcista.

Ambas realidades suponen un alivio para la famosa cuesta de septiembre, que no sólo es la vuelta al cole, sino también la vuelta a las rutinas, que aunque en algunos casos sean gratificantes, todas suponen un importante esfuerzo.

Durante el mes de agosto y el comienzo de septiembre, los mercados financieros en general,tanto en renta fija, como en renta variable, no han dado tregua a los inversores, con caídas incluso pronunciadas, sobre todo en la renta variable de los países emergentes.La excepción a esta realidad, ha sido el mercado americano, sobre todo los valores tecnológicos, porque buena parte de ellos han seguido marcando máximos, como si lo que sucediese en el resto del mundo no fuese con ellos.

Cada vez son mayores las voces que alertan de las valoraciones del mercado americano, en general. De hecho se habla del ciclo más largo de subidas y con máximos históricos que se baten sin esfuerzo. Siempre que estamos en una situación de esta naturaleza, lo prudente es hacer caja, recuerden aquella máxima de que“el último euro que lo gane otro”, para evitar que las ganancias acumuladas sean engullidas por en cambio de vientos o de tendencia, que es como se dice en los mercados financieros.

Para los inversores que se hayan quedado atrapados durante los últimos años, en acciones que no han conseguido ni mantener el capital que tenían en 2008, poco consuelo se les puede dar y menos aún alternativas que puedan ayudarles a recuperar sus cuantiosas pérdidas. La realidad es que nos encontramos en un momento de cambio de tendencia en el mercado, con subidas de tipos de interés, con el comienzo de la desaceleración de algunas economías y máximos históricos para mercados como el americano. Esta realidad nos invita a la prudencia, de ahí que lo primero que debe aprender un inversor es que si ha perdido una ciclo alcista y además ha perdido patrimonio, sólo les queda llegar a la irrefutable conclusión de que debe hacer las cosas de otra manera. El cambio debe venir de la mano de una buena diversificación de activos y estrategias que le permitan conservar lo que tiene, al tiempo que estén preparados para aprovechar el ciclo siguiente e intentar recuperar parte de lo perdido. La estrategia deberá estar planteada a varios años, sabiendo que tendrá que soportar la volatilidad, pero bajo la certeza de que estará haciendo las cosas con más rigor y por tanto con más posibilidades de éxito.

Para los que ya han aprovechado el ciclo, mencionarles, que tal vez los últimos meses de año, nos permitan ver recuperarse a los mercados de renta variable y con ello salvar un año complicado. De la renta fija no se puede esperar mucho, e incluso sería un éxito si se mantiene sin seguir perdiendo valoraciones por precio, en la gran mayoría de los activos. Para la renta variable, sobre todo en Europa, en principio hay buenas expectativas, teniendo en cuenta que las empresas siguen ganando dinero y que las economías crecen, aunque sea menos que el año anterior.

Por tanto y en conclusión, nos hemos adentrado en la recta final del año con mejor ánimo que si los mercados continuasen bajando y las temperaturas se hubiesen desplomado de igual manera. Ahora sólo nos queda ver si aguantarán lo suficiente como para ayudarnos a obtener los beneficios que los gestores y analistas prevén que deberíamos obtener, antes de comernos las uvas del 31 de diciembre.