La semana se ha debatido entre los aranceles que se van a aplicar en las principales economías del mundo, el fantasma de Italia y la sorpresa del aviso de revisión a la baja de beneficios de la compañía de automóviles Daimler.

En cuanto a la guerra comercial iniciada por EEUU con la aplicación de los aranceles al aluminio y al acero, lo que sabemos es que ha comenzado y lo que nadie sabe es cuando va a finalizar o qué daños puede causar.

Como cualquier estrategia militar, quien inicia una confrontación, siempre piensa que va a sacar beneficio de ello. La realidad la pondrá en evidencia el tiempo y la única certeza es que siempre hay víctimas. En el ámbito comercial, principal campo de batalla desde hace décadas, se pueden aplicar las mismas conclusiones.

Ante la primera amenaza por parte de la administración Trump de aplicar los aranceles, los mercados financieros se llevaron un enorme susto, para recuperarse posteriormente, pensando que se trataba de un órdago que no se llevaría a efecto. A estas alturas de la película, ya todos sabemos que la amenaza iba en serio y de hecho ya están afectados China, Canadá, México y la Unión Europea.

En las confrontaciones bélicas, sean militares o comerciales, a un ataque siempre le sigue una represalia. Esta realidad es más una consecuencia de la condición humana, que de un buen libro de estrategia. Cumpliéndose esta premisa, China ya ha impuesto sus aranceles a EEUU y la Unión Europea ha aprobado un reglamento jurídico que permitirá imponer sanciones del 25% a más de 200 productos americanos. Además, para demostrar la firmeza de Europa, se ha aprobado con una inusual mayoría.

Hasta aquí todo lo que está pasando es de manual de primaria en asuntos de estrategia militar. Ahora empiezan las especulaciones, que este caso se trata de seguir pensando que la Administración Trump está buscando mejorar sus acuerdos con los principales socios comerciales, de cara a venderlo a su electorado y conseguir réditos en las elecciones de noviembre, para seguir manteniendo su frágil mayoría y seguir sacando proyectos adelante.

En el supuesto caso de que esto fuese verdad, no está claro que el camino bélico vaya a dar los resultados esperados y la única certeza son los daños que ya están causando y que irán en aumento si esto no se frena. Para empezar, los mercados financieros cada día están más inquietos con ello, lo que se traduce en recortes de cotizaciones y aumento de los temores.

Por otro lado, el sector automovilístico en Europa se ha puesto muy nervioso con el aviso de Daimler de que sus beneficios para 2018 serán inferiores a 2017. Además de llegar la noticia en un momento delicado, lo es aún más, porque la administración americana, está poniendo el punto de mira en los aranceles de los automóviles, tema que podría afectar de lleno a Europa, donde los aranceles que se aplican a los coches que se importan de EEUU, son mayores que los que EEUU cobra a los que se importan desde Europa. De hecho nosotros aplicamos el 10% y ellos el 2,5%.

El otro asunto relevante de la semana es Italia, donde lejos de desaparecer las dudas sobre lo que se puede esperar de su nuevo gobierno, han aumentado sustancialmente tras el nombramiento de un euroescéptico como presidente del Comité Financiero del Senado.

En la parte más favorable de las noticias, tenemos a Macron y a Merkel haciendo avances para reformar la Zona Euro, para que salga fortalecida de la crisis existencial en la que está sumida desde 2008.

Con esto  nos despedimos de una semana poco favorable para los mercados financieros, para adentrarnos en la última del mes de junio y como cierre a este complejo primer semestre de 2018