Toda guerra, aunque sea comercial, siempre es sinónimo de daños económicos cuantiosos y de impacto directo en la vida de muchas personas inocentes, que trabajan cada día, para poder mantener a sus familias. La gran mayoría de los afectados, ni siquiera pueden hacer nada por evitarlo. Cómo mucho pueden limitar el impacto de los daños económicos que se les vienen encima, si los ven venir y toman decisiones, antes de que ya no haya nada que hacer.

El viernes pasado saltaron todas las alarmas, tras la escalada verbal y de amenazas entre las dos potencias mundiales. Los mercados bursátiles certificaron dicha situación, con caídas importantes en las cotizaciones, de los principales índices.

El comienzo de semana ha sido más tranquilo, tras constatarse que los equipos de trabajo de China y EEUU, han elegido la vía diplomática y por tanto la del diálogo, para resolver sus diferencias en materias comerciales. El silencio del presidente de EEUU, también orquestado por los diplomáticos, es uno de los mejores síntomas de lo que se está trabajando en los despachos y no en los medios de comunicación.

La reacción de los mercados bursátiles no he hecho esperar, recuperando en dos sesiones, prácticamente todo lo que habían caído en la semana anterior. Ahora sólo queda esperar a que se presenten en las próximas semanas las conclusiones del trabajo que están realizando.

Por el bien del crecimiento mundial y de la gran mayoría de los ciudadanos, sería deseable un acuerdo entre las partes, que ayuda a EEUU a reducir su balanza comercial con China, que a fin de cuentas es el propósito de todo lo que han iniciado, al tiempo que la segunda economía del mundo, se sienta satisfecha con el resultado. Para ello la negociación es la única arma que será eficaz, porque la imposición, ya sabemos que consecuencias acarrea, cuando se hace contra rivales que no temen nada y cuya respuesta puede causar daños importantes a quien busca imponer su criterio y sus intereses por la fuerza.

En otro orden de cosas, el gobierno español ha aprobado un presupuesto, utilizando la diplomacia y evitando la guerra que tiene abierta en múltiples frentes. En este caso no está tan claro que el resultado sea favorable para los intereses del conjunto de los ciudadanos.

Las cuentas públicas elevando el gasto en pensiones y en otras partidas, confía en una recaudación de impuestos récord, que muchos expertos ponen en serias dudas. Si los pronósticos del gobierno no se cumplen, peligra el cumplimiento de los objetivos de déficit con Bruselas.

En cualquier caso, la debilidad del gobierno es tan evidente, que pagará el precio de las decisiones que toma sin convicción alguna. Su único propósito es mantener viva la legislatura y rehén de su maltrecha situación política.

Una vez más, serán los ciudadanos lo que paguen las consecuencias, porque aunque unos pocos se vean beneficiados, muchos saldrán perjudicados. El gasto improductivo, que no va a generar rentabilidad económica, sino política, lo seguirán pagando las generaciones que vienen detrás.

La difícil situación política que vivimos desde años, con una país prácticamente ingobernable, hace más complicada la situación de los más jóvenes, que tendrás más retos económicos a los que hacer frente, en un momento de transformación económica mundial, que tiene más interrogantes que certezas.