Una vez asimilado el impacto del primer susto del año en los mercados financieros, los mercados han entrado en una fase de calma, que hace que los principales índices del mundo se muevan de forma lateral, con algunos momentos de repunte.

Las amenazas del presidente de EEUU con  subidas arancelarias de las últimas semanas al acero y al aluminio, se ha visto esta semana de nuevo reavivado, con los rumores de hacerlo también con China. En este caso se habla de imponer tarifas específicas sobre bienes del sector tecnológico y de telecomunicaciones

En ambos casos, los temores que se producen es el inicio de una posible guerra comercial entre las principales potencias económicas del mundo, que siempre vienen acompañadas de caídas en los mercados financieros por los daños que ocasionan a las economías y por tanto a los resultados de las empresas.

En principio, la lectura de la letra pequeña de las amenazas, apunta a que la sangre no va a llegar al rio. En el caso del acero y del aluminio, porque México, Canadá y Australia, están fuera de los países a los que se aplicaría, y Europa está en negociaciones. Respecto a China, los expertos consideran que se trata más de una intención de forzar al gobierno a tomar medidas que ayuden a reducir el desequilibrio comercial con EEUU, que algunos expertos cuantifican en 100.000 millones de dólares.

Como ha manifestado muchas veces la administración americana, el objetivo principal de su política proteccionista es vender más en el exterior y potenciar su mercado doméstico.

Mientras se va dilucidando en que van a quedar las nuevas amenazas y rumores, los mercados financieros se mantienen en calma, atentos a los datos macroeconómicos y los resultados empresariales, pero mirando de reojo lo que está sucediendo.

Los argumentos de que los mercados de renta variable deberían seguir dando alegrías en base a los resultados empresariales y el crecimiento económico mundial, de momento siguen intactos, pero no debemos caer en la complacencia imprudente y olvidarnos de en qué fase del ciclo económicos estamos y la prudencia en las estrategias individuales de inversión

En paralelo a lo que comentamos, ha llegado la campaña de la renta, momento en el que debemos tener muy presente que la planificación fiscal es decisiva, para optimizar el pago de impuestos, teniendo en cuenta las novedades y alternativas que los cambios legales, o sentencias, pueden suponer. De ahí que además de hacer la liquidaciones oportunas, sería conveniente una revisión de la situación, para ver si se pueden tomar decisiones que mejoren la renta de 2018, que se presentará en 2019.