El nombramiento como nuevo vicepresidente del BCE, del hasta ahora ministro de economía, Luis de Guindos, la gran mayoría lo califica como buena noticia para él, para el Gobierno y para España.

Uno de los efectos que supuso la mala gestión de la crisis de 2008 en nuestro país, fue sin duda la irrelevancia política de España en los asuntos económicos de Europa. Esto ha quedado atrás, con el buen hacer del ministro de economía, que evitó que España fuese intervenida y puso coto a las demandas de auxilio de la banca de nuestro país

Además de todo ello, también ha recibido muchos parabienes a toda la legislación que ha impulsado para la protección de los inversores, dado que es un gran conocedor del mundo de la inversión y el mercado de capitales, por su trayectoria fuera del mundo político.

Varios expertos son los que opinan, que para el pequeño ahorrador no es una buena noticia su marcha al BCE, aunque bien es cierto que todo lo implementado, si se ejecuta correctamente, habrá supuesto en paso adelante en la protección de los inversores, siempre que aumente su cultura financiera y sepan elegir en quien deben confiar.

Para los profesionales del mundo financiero, el aumento de carga burocrática es de una enorme envergadura, lo que no está tan claro, es que en todos los casos beneficie al ahorrador, frente a quienes pretendan seguir aplicando prácticas que beneficien más a la entidad financiera que al inversor. A fin de cuentas, los documentos que se deben firmar, protegen a la entidad financiera de posibles reclamaciones, de ahí que los inversores deberán prestar más atención que nunca a lo que firman. Definitivamente se deben olvidar de comprar productos que les ofrezcan y apostar más por una estrategia de gestión, que se acomode a las cambiantes circunstancias de las economías y los mercados, respetando siempre el perfil de riesgo del inversor.

Desde el punto de vista de España, ahora toca esperar al nuevo ministro. Ya sabemos que las quinielas y apuestas sobre posibles candidatos, se suceden día a día. Lo cierto es que el panorama que se encontrará es bastante más benigno que el que se encontró Luis de Guindos, con un país a punto de ser intervenido. En la actualidad la economía crece en torno al 3%, está entre las que más crecen de Europa, pero también se encontrará con importantes desafíos.

La retirada de los estímulos por parte del Banco Central Europeo y las subidas de tipos de interés a partir del año próximo, pondrán a prueba las cuentas públicas, teniendo en cuenta los altos niveles de deuda pública, como también lo harán el desbocado gasto de algunas Comunidades Autónomas y con ello el cumplimiento de los objetivos de déficit marcados desde Bruselas.

La mayor incógnita vendrá de la mano del tiempo que permanecerá en su puesto, dado que teniendo en cuenta el panorama política actual, ni siquiera hay certeza de que el actual gobierno termine la presente legislatura. De ahí que no sería extraño que el nuevo ministro de economía, termine siendo un ministro interino, al que no de tiempo ni de plantearse qué hacer con la cartera que le van a pasar.

En cualquier caso, hablar de la economía de un país siempre es algo muy relevante y por ello tiene mucha importancia quien asuma esa cartera y que piense hacer con lo que ella contiene. El impacto sobre las economías domésticas y los ciudadanos siempre es una realidad.