El Ministro de economía, Luis de Guindos ya ha comunicado a Bruselas que el impacto del desafío independentista de Cataluña, le va a costar al PIB español un 0,5%. De ahí que haya bajado la estimación de PIB para 2018, del 2,5% al 2,3%.

En cualquiera de los dos escenarios, lo que ya estaba previsto es una caída del crecimiento, por debajo del 3% en que nos vemos este año. A partir de ahí se multiplican los interrogantes, porque ya sabemos cómo son de tozudos los datos macroeconómicos.

Al margen de si se aprueban o no los presupuestos para el año próximo, ya sabemos que un menor crecimiento significa menos recaudación, aunque ya se está publicando la noticia de que el año próximo será el de mayor carga fiscal para los españoles.

El cumplimiento del objetivo de déficit que cada año exige Bruselas, también requiere de especial atención, porque habrá que ver cómo consigue el Gobierno cuadrar las cuentas. El empleo es otro dato a tener muy en cuenta. Los pronósticos del Gobierno era reducir la tasa de desempleo los próximos años, pero si crecemos menos y en Cataluña se teme que se destruyan puestos de trabajo, posiblemente, tengan que revisar sus estimaciones.

El Banco Central Europeo ha vuelto a mencionar esta semana, su famosa frase de que “es tiempo de hacer reformas”.Frase que dirige a todos los Gobiernos de los países de la Zona Euro, recordándoles que su política monetaria se ha implementado para ayudarles a ganar tiempo en las reformas estructurales que necesitan las economías, para no depender de la política monetaria extremadamente laxa del BCE, que causará daños en el medio y largo plazo, para lo que habría que estar preparados.

En nuestro país, la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la presión política a la que están sometidos los partidos, les obliga a pensar en la gravedad de la situación inmediata, más que en las reformas que faltan por implementar, antes del que el BCE empiece a retirar estímulos y subir tipos de interés. En ese momento el tiempo de gracia habrá acabado y quienes hayan realizado las reformas, tendrán a las economías domésticas preparadas para los tiempos turbulentos y las que no lo hayan hecho, o lo hayan dejado a medias, como será el caso de España, tendrán que sufrir un impacto mayor del cambio de ciclo y de posibles imprevistos a modo de explosión de burbujas financieras u otros, pero que todos impactarán en la economía.

Esta semana también nos ha vuelto a recordad, desde la OCDE, el grave problema que tenemos con el pago de las pensiones a futuro, lo que es un recurrente que deberían tomarse en serio los particulares, sin esperar demasiado a que el Gobierno se ponga a dar soluciones satisfactorias, que no van a llegar, porque no hay milagros posibles con los números.

En este punto queda recordar, una vez más, la necesidad de una buena planificación patrimonial que ayude a ahorrar e invertir correctamente, pensando en el futuro, que llega más rápido de lo que pensamos y cada año que pasa, vendrá más cargado de gastos, impuestos etc… y menores pensiones.