Con poco margen para la duda, el desafío soberanista de Cataluña es la principal encrucijada que tiene nuestro país, aunque no será la única, cuando el Banco Central Europeo comience a retirar estímulos y subir tipos de interés.

Al margen de lo que pase el domingo y el lunes próximo, lo cierto es que las consecuencia económicas, políticas y sociales, ya son una realidad, que coloca a todos los españoles y a los poderes políticos, ante una encrucijada realmente compleja, con más preguntas que respuestas.

¿Cómo va a hacer pagar nuestro sistema legal a los artífices del desafío? Si durante 40 años se veía venir lo sucedido y no se hizo nada, ¿quiénes y cómo van a iniciar una hoja de ruta que revierta todo lo acontecido? ¿Se podrá volver a recuperar la unidad de España en algún momento? ¿Los populismos instalados en nuestro país, terminarán por quebrar la convivencia social hasta destruir los avances de las últimas décadas?

La respuesta a todas esas preguntas, y a otras muchas, va a depender del camino que elija la sociedad y los poderes políticos, a partir del lunes próximo. A nadie se le escapa que hay mucho de ignorancia y mala intención entre quienes han provocado esta situación, desde hace décadas. Los ejecutores y principales actores del presente, son sólo títeres o marionetas, cuyos hilos han movido otros durante años, lo que les llevará a ser los chivos expiatorios y mártires de una causa en la que todo el mundo pierde.

Por si teníamos poco con esto, ahora tenemos que preocuparnos también de cómo va a impactar en la economía española, la retirada de estímulos del BCE y la subidas de tipos, en el medio y largo plazo veremos.

Nuestro alto nivel de endeudamiento, así como la falta de reformas en temas esenciales, como la materia laboral, fiscal y de apoyo a la investigación y desarrollo, entre otros muchos asuntos, nos están haciendo perder un tiempo precioso, que no se va a recuperar y del que ya ha avisado del presidente del BCE durante años.

Que nuestra economía va a crecer menos en los próximos años, ya está en todos los informes. Ahora habrá que cuantificar el impacto del desafío independentista. A partir de ahí descubriremos que nuestra economía no es tan robusta y que no hemos cambiado el modelo productivo de nuestro país lo suficiente como para tener garantías de mejoras sostenibles futuras, ni tampoco de evitar el impacto de lo que pueda suceder cuando cambie de ciclo la economía americana o se produzca alguna sorpresa negativa, como consecuencia de las políticas monetarias tan laxas durante tanto tiempo.

En conclusión, el panorama no está para festejar nada. De ahí que los inversores que están ciegos buscando rentabilidades en activos de renta variable, sin pensar en sus perfiles de riesgos, ni la prudencia que siempre debe conllevar toda estrategia de inversión, en algún momento se toparán con un impacto en los mercados financieros, que dejen sus patrimonios realmente dañados.

La reacción psicológica de los inversores siempre es la misma, no importa la época ni el país. Siempre llegan los últimos, los que han esperado a que sus vecinos les cuenten lo mucho que ganan en bolsa. A partir de ahí, todo es previsible.

Muchos expertos consideran que en la actualidad estamos en ese histórico punto, que dañará la ambición sin medida y que expulsará del mercado a muchos.

La educación financiera, la buena planificación patrimonial, la experiencia en estos temas y saber en quien confiar, serán claves para protegerse de lo que muchos ven, pero pocos quieren contar, porque mientras hay fiesta y los inversores no temen nada, son muchos los que ganan dinero.

Después vendrán las lamentaciones estériles y vuelta a empezar.