Finalmente, la semana señalada en el calendario, no pasará a la historia con el nombre de Corea del Norte y la isla de Guam, sino con Barcelona y el terrorismo islámico.

Hace siete días ya confirmábamos que agosto no iba a ser un mes tranquilo, y ahora ya sabemos que además la sangre y el terror, harán que no se olvide nunca. En el mes de julio se recordaba el asesinato de Miguel Ángel Blanco, hace 20 años, a manos de la banda terrorista de ETA y después de dos décadas, el terror sigue presente, pero ahora con otros protagonistas.

Desde los atentados de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001, el terrorismo islámico, se ha convertido en la gran amenaza mundial, que no respeta países, ni razas, ni religiones, ni condición social.

El terrorismo como razón de ser y el asesinato como propaganda macabra. El asunto es tan complejo, que difícilmente los expertos en estos delicados asuntos, saben cómo ponerle freno o acabar con ello.

El atentado terrorista de Barcelona, en pleno mes de agosto y con una gran afluencia de turistas, que deja muertos y heridos de varios países, desde el punto de vista económico, es un ataque al turismo, como sector económico.

De ahí que los valores más castigados en la bolsa española, hayan sido AIG o Sol Meliá. La consternación y la conmoción han hecho olvidar las palabras del presidente del Banco Central Europeo, con su preocupación por la fortaleza del euro, o las reiteradas noticias de EEUU, recordando la debilidad del presidente, que pone en serias dudas, su capacidad para ejecutar la reforma fiscal, así como el resto de planes que anunció con su llegada y que llevaron al índice Dow Jones a máximos históricos.

Antes del atentado, los mercados ya estaban cotizando a la baja esas situaciones, por lo que volverán a estar muy presentes en las próximas semanas. Corea del Norte y EEUU, tras la intervención de China para que se apaciguasen los ánimos, han quedado es compás de espera, hasta que un nuevo arrebato dialéctico reabra de nuevo los temores y quien sabe, si algo más que simples amenazas verbales.

La realidad es que vivimos en un mundo cargado de amenazas, todas ellas con implicaciones económicas, que se suman a los retos de reformas y cambios de muchos países, que nos deben hacer ser muy prudentes, para proteger los patrimonios y contar con los mejores profesionales del mundo. De esa manera conseguiremos evitar muchos daños y atenuar otros, si son inevitables. No cabe duda, que la peor opción es no hacer una buena planificación patrimonial, cuando cada día es más necesaria, pensando en el futuro que cada día está más presente y que nos habla de pensiones más bajas, pérdidas de poder adquisitivo, salarios bajos etc…