Estamos ante la segunda vuelta de las elecciones en Francia, para las que el mercado ya ha descontado la victoria de Macron y la derrota de Le Pen. Una vez más, el domingo despejaremos la incógnita y veremos que hacen los mercados financieros.

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, ahora lo importante serán las elecciones legislativas de junio, donde sabremos si Francia será gobernable o ingobernable. Esta segunda opción es la menos favorable, no sólo para los intereses de Francia, son para toda la Zona Euro. Recordemos la necesidad de reformas urgentes que tiene el país y la escasez de tiempo para llevarlo a cabo.

El gobernador del Banco Central Europeo lleva varios años avisando a los Gobiernos de la Zona Euro, que su programa de ayuda cuantitativa al mercado, tiene como objetivo ayudarles a ganar tiempo para hacer las reformas que necesitan, para reducir los déficit e implementar políticas que ayuden a una mayor productividad de las economías.

Dado que cada vez quedan menos meses para que comience la retirada de los estímulos económicos, aquellos países que hayan dejado pasar este tiempo favorable, tendrán más complejo el hacer las reformas sin encontrarse con los inconvenientes que provocan las subidas de tipos de interés en economías más débiles.

En estas últimas semanas, hemos visto como Grecia está consiguiendo el favor de sus acreedores, tras la situación dramática que les llevó al abismo de salir de la Zona Euro y el colapso financiero, que forzó un cambio de política, que les está favoreciendo con la confianza de los mercados.

En otro orden de cosas, pero dentro de los asuntos políticos, destacar el plan de vivienda presentando esta semana, que demuestra que el Gobierno ha aprendido muy poco de la crisis pasada, al rescatar el papel de papá Estado, dando ayudas para la compra de viviendas. El principal agravante lo encontramos en el hecho de animar a jóvenes de hasta 35 años a comprar vivienda, al darles a fondos perdido hasta 10.800 euros y con ingresos inferiores a 22.000 euros. La pregunta es que va a pasar con estos jóvenes, si sus ingresos desaparecen quedándose en paro y con una vivienda que deben pagar. La historia ya sabemos cómo termina y desde luego nada bien, para muchos que todavía están sufriendo las secuelas de los desahucios, quiebras familiares o renuncias a herencias, por falta de liquidez.

Aunque las medidas del Gobierno no ayuden a evitar errores de planificación patrimonial tan importantes, esperemos que una mayor educación financiera, el conocimiento de los dramas que la crisis de 2008 ha provocado, así como el sentido, protejan a los jóvenes para no cometer errores, que sólo ellos y sus familias terminarán pagando. Esperemos que individualmente aprendan del pasado, para construirse un gran futuro.