Podríamos decir que esta es la pregunta del millón, que quien se anticipe al cambio, seguro que lo ganará, si trabaja en el sector financiero como gestor de fondos o si es un inversor de enorme patrimonio.

Los resultados electorales de Francia desataron una euforia en los mercados financieros el lunes, que cada vez genera más debate en todos los comités de inversión de las distintas entidades financieras, alrededor del mundo.

La situación se torna especialmente preocupante, cuando los economistas y equipos de inversión, tienen que revisar al alza los niveles de los principales índices mundiales, más que por convicción, por no quedarse fuera de esta moda, en la que quien se cuestiona seriamente los niveles de precios, el mercado le deja en evidencia, en una escalada permanente.

Durante esta semana, ya hemos visto, que cuando los asuntos políticos dejan paso a los resultados empresariales, los mercados se empiezan a poner nerviosos, porque en la gran mayoría de los casos, los resultados empresariales de las cotizadas, no justifican su nivel actual de precios.

Tras seis meses consecutivos de subidas en los mercados, tal vez por un cálculo estadístico o por sentido común, tenemos que pensar que el momento de recortes está más cerca. Nadie se atreve a decir cual podrá ser el detonante, pero como siempre sucede, será algo imprevisto o un acontecimiento menor, que simplemente será la excusa que algunos utilizarán para vender y con ello provocar una corrección en las valoraciones, que deje marquen para volver a subir, ante la confianza que existe, de que hay razones de peso en los mercados, para el mercado alcista en el que estamos.

Como siempre, será una cambio en las expectativas, lo que devolverá los precios a niveles razonables o exageradamente bajos. Ahora que vamos a comenzar el mes de mayo, tal vez se ponga en práctica la máxima del mercado, de que hay que vender en mayo y comprar en octubre.

Lo iremos viendo. En cualquier caso, y tanto más, cuanto más suban los mercados y más se retrase un recorte, mayor debe ser la prudencia de los inversores. Dicha prudencia se puede concretar en reestructurar su cartera de inversión, bien sea vendiendo renta variable, para diversificar aún más o reducir su exposición. Todos los activos financieros de riesgo, lo están haciendo excepcionalmente bien, lo que debe invitarnos también a la prudencia.

Las nuevas inversiones que se hagan, con el efectivo que se acumule, bien sea de ventas de inmuebles o vencimientos de productos bancarios etc…, deberían utilizar una estrategia moderada o conservadora, si se quieren evitar potenciales pérdidas, si el mercado se da la vuelta.

En cualquier caso, se trata de llevar a cabo una gestión más activa, desde el punto de vista táctico, para aprovechar los movimientos del mercado en los próximos meses. Dicha estrategia se puede realizar a través de fondos mixtos flexibles y globales, o también con los cambios de fondos o activos, en las carteras con mayor patrimonio.